Estamos atravesando días en que todos corren hacia no sé qué cosa, inmersos en un mundo de exposición, buscando la perfección y la aprobación social.
El tiempo vale oro y lo perdemos trepados en un carrusel que no para y va cada vez más rápido. Y así se pierden valores y cosas que deberían importarnos más.
Pero es una buena señal detectarlo y entender que por allí no es el camino. Es como de golpe frenar y reequilibrar el paso, buscar el norte.
La vida real, si uno desea y puede, es más lenta y menos tensionada. Tu éxito no depende de ninguna red social, tú no tienes que demostrar a nadie lo mucho que vales.
La vida es movimiento, y cuanto más cargada lleves la mochila de cosas
que no sirven, más te va a costar caminar.
Es
verdad que hay personas que se detienen
a pensar y poner foco en el adentro, pero también es cierto que en éste
escenario cuesta horrores.
Hay que encontrar el equilibrio, escucharse a uno
mismo y no a la corriente.
Partir de la elección de ser, no de tener. Es maravilloso sentir la libertad de elegir,
lo que nos es afín y tiene nuestros valores. Ser fiel a uno mismo y escuchar
nuestra voz interior que es la única que puede marcar nuestro ritmo natural.
El equilibrio, como todo en la vida, tiene matices,
altibajos. Tomemos lo positivo desde lo natural. Desde lo que emana del
corazón. Ese suele no equivocarse y si lo hace, igual tendrá solución.
Ojalá que encuentres adentro tuyo todas las respuestas a tus preguntas, que
puedas saber cuándo subir y cuando bajar del carrusel desenfrenado, y que estés
donde estés, sientas que es tu lugar y te llenes de paz.
Fotografía tomada en Julio 2018. Cuesta del Portezuelo. Catamarca. Argentina
Fotografía tomada en Julio 2018. Cuesta del Portezuelo. Catamarca. Argentina